01/10/2024
Una vida social e intelectual activa puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo en años posteriores. Jugar al ajedrez, hacer manualidades o leer un buen libro, son actividades que pueden ayudar a la preservación de la salud de tu cerebro.
Además de proteger tu corazón y mantenerte en buena forma física, existe otro factor que puede desempeñar un papel importante que es la reserva cognitiva.
Es esencialmente la capacidad del cerebro para adaptarse a los cambios relacionados con la edad o las enfermedades, recurriendo a las redes neuronales existentes o generando nuevas conexiones donde las antiguas pueden fallar.
Tu reserva cognitiva se relaciona con las redes cerebrales establecidas por factores como el tamaño del cerebro y el número de neuronas, la inteligencia natural, la experiencia de vida, la educación y la ocupación. Cuanto mayor sea tu reserva, más margen de maniobra tendrá tu cerebro cuando se le solicite que realice determinadas tareas, algo que se vuelve más importante a medida que pasa el tiempo.
La idea de que puedas aumentar tu reserva cognitiva implica la posibilidad de prevenir o compensar el deterioro cognitivo fortaleciendo las redes nerviosas e incluso construyendo otras nuevas mediante estimulación intelectual y social.
La mayoría de los estudios muestran un vínculo positivo entre tener una vida social e intelectual activa durante la edad adulta y un menor riesgo de deterioro cognitivo en años posteriores.
Un estudio realizado por investigadores de Mayo Clinic ofrece un buen ejemplo. Los investigadores encontraron que las actividades ordinarias, pero intelectualmente estimulantes, como usar una computadora, jugar, leer libros y realizar manualidades (como tejer, trabajar la madera y otros tipos de trabajos manuales), se asociaron con una disminución del 30 al 50 % en las posibilidades de desarrollar un leve deterioro cognitivo. Algunas actividades son más eficaces que otras. Por ejemplo, el estudio de Mayo Clinic encontró que leer periódicos tenía menos efecto que leer libros. Además, mirar menos televisión fue más favorable para la salud cognitiva. Otros estudios han mencionado tomar cursos, aprender nuevos idiomas, viajar e ir al teatro, por nombrar solo algunos. La parte importante puede ser elegir aquellas actividades que absorban tu mente, te atraigan y comprometan tus procesos de pensamiento.
También puede ser que participar en actividades intelectual y socialmente estimulantes ayude a reducir el estrés. Por ejemplo, jugar con otra persona suele implicar un esfuerzo deliberado por prestar atención a lo que estás haciendo.
Esto es similar en algunos aspectos a las técnicas meditativas que se centran en tomar plena conciencia del aquí y ahora. Estas técnicas tienden a producir una respuesta de relajación, colaborando a disminuir la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la frecuencia respiratoria. Aumenta la concentración, la inmersión en el momento y los sentimientos de satisfacción y bienestar. También puede ayudar a proteger áreas del cerebro afectadas por el estrés, preservando así las neuronas y sus conexiones.
Participar en actividades de ocio agradables, especialmente sociales, puede ayudar a prevenir la depresión y la soledad, las cuales se han asociado con una mala salud cognitiva.
Tenés la hoja de ruta para construir tu reserva cognitiva, podés programar actividades que disfrutes y que también sean buenas para tu cerebro.
Fuente: Mayo Clinic.
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